A partir del año 1995, en nuestra microempresa con la incorporación de jóvenes profesionales en el staff de técnicos y gracias a la pacificación nacional que iba consolidándose, iniciamos  con una segunda etapa en la historia de la empresa; añadiendo a nuestros pequeños sistemas de producción, nuevas tecnologías y conocimientos, gestionando en base a criterios de calidad. 

Para el año 1999, con el fenecimiento del patriarca y fundador, la micro empresa queda debilitada. A esta circunstancia crítica se sumó la recesión económica de aquel entonces, que casi termina con la gestión familiar de la industria metálica, dedicada a ella durante 19 años. Sin embargo, años después, inminentemente sucedió lo inevitable, la separación de los herederos para tomar rumbos diferentes. Herrería San Pedro estaba destinado a desaparecer. En los siguientes años, gracias a la recuperación económica del país, empezaron las demandas de herramientas manuales en el mercado local, manifestando mayor presencia el Estado, con sus entidades como Inrena y Pronamchacs,  a quienes habia que abastecerlos. Con este apoyo al micro empresariado del sector, una parte de la familia reactiva el taller y gestiona con otras perspectivas.

Con las experiencias aprendidas, el taller de herrería y soldadura debía consolidarse como empresa, con personería jurídica, porque la competencia y las nuevas  tendencias así lo exigían. Es entonces que, en el mes de aniversario, en agosto del año 2006, el taller se reorganiza y reinicia sus actividades con el nombre de COREPSA, y por las actividades que ya iba realizando en algunos sectores distintos, años después, se consolidaría con el Nombre Comercial CORPORACIÓN DE EMPRESAS PERUANAS.